sábado, 14 de mayo de 2022

Una voz de aliento

Era la primera vez que la pequeña iba a un museo, pero la inseguridad se hacía presente a pesar de que era un plan familiar. Después de ser aceptada la reservación y pasar por el vestíbulo, comenzaron el recorrido de las diferentes secciones, ordenadas, desde el inicio de los tiempos del universo mismo hasta su actualidad. A pesar de su estado, la exhibición de imágenes, proyecciones, hologramas, música, etc. La sedujeron y la involucró de tal manera que, si bien a su corta edad no entendía gran cosa de lo expuesto, se dejó llevar por el espectáculo.

Todo se tornó perfecto. La gran explosión, las estrellas y planetas, las primeras eras del universo, la formación de los planetas, las primeras formas de vida, etc. Sin embargo, el hechizo iba desvaneciéndose conforme avanzaban, pues la realidad no podía ser cubierta. Simplemente iba ganando terrero sobre cualquier intento de embellecer los hechos.

Cuando el miedo acompañado de tímidas lágrimas se transformó en un inevitable llanto, que hizo que se escondiera el rostro tras su padre, este la levantó y la cubrió junto a su esposa, guardando su cabeza para limitar la visibilidad del lugar, a la vez que le susurraban al oído:

- Ya mi amor, no te preocupes. Los terribles humanos dejaron de existir hace mucho.

- Esos terribles monstruos no volverán a tratar de destruir otros mundos.

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