lunes, 16 de mayo de 2022

Dulce vocación

“¿Cocinar? Esa mierda es pa’ las mujeres. Usted tiene es que trabajar como lo hacía su papá”, “¡Ay, no! Ahora quiere hacer postrecitos. Ni con toda el azúcar del mundo usted levanta dinero con esas maricaditas. ¡Busque un trabajo de verdad!”, “¿Y ahora qué? ¡Cinco años Gabriel! Escúcheme, ¡cinco años jodiendo y jodiendo para un papel! Dígame ahora, ¿dónde está la plata para mantener la casa? ¿A ver?”.

Todas estas, y muchas otras hirientes frases, recorrían la cabeza de Gabriel una y otra vez, entre un sentimiento de pasadas condenas y satisfacciones personales. Porque su mayor orgullo no era su título de chef, o su especialización es repostería (su área favorita), tampoco el alcanzar recientemente un trabajo en un reconocido restaurante de la zona T de Bogotá. No. Su mayor logró, así lo sentía, era que, a pesar de tanta amargura que su madre expelió a lo largo de su vida, él, con su talento, logró transformarla en esa masa blanda, uniforme, agridulce y estéticamente perfecta que ahora deleitaba su paladar.


______________________________________________

Tema sugerido por @Luxia-carax en Instagram



No hay comentarios:

Publicar un comentario