domingo, 8 de mayo de 2022

Síntoma no esperado

- Buenas tardes señora Ana. ¿Qué me la trae el día de hoy?

- Bueno doctor, lo que pasa es que mi hija ha estado enfermita. Lleva con diarrea como tres días y le duele mucho la barriguita. Se la anda sobe y sobe.

- ¡Hola pequeña! Bueno, dígame el nombre de la niña.

- María Salome Rodríguez Rodríguez.

- Perfecto.

- ¿Ella es su primer hijo?

- Sí señor

- ¿Edad?

- Tres añitos.

- ¿Aun usa pañal?

- No señor. Ella ya avisa.

- ¿Cómo estamos de vacunas?

- Al día doctor. Mire, acá está el cané de vacunación.

- Perfecto, mamá. Es usted muy juiciosa.

- Bueno, Primero vamos a pesarla y medirla. Siga por acá a la camilla. Tiene buena altura, pero sí está un poquito pasada de peso. Pulmones y reflejos están bien. No tiene supuraciones en la piel. Y de articulaciones parece que no hay problema tampoco. Respiración normal. Sí pequeña, eres muy saludable excepto por tu barriguita. ¿Te duele ahí? ¿Mucho? ¿Y acá? ¡pero que fuerte eres! Te duele, pero no lloras.

- ¿Cómo la ve doctor?

- Mamita, volvamos a sentarnos. Pregunta. ¿La niña come muchos dulces?

- Pues lo normal. Yo le compro cositas y le voy dando.

- ¿Líquidos?

- ¿Ah?

- Sí. Si toma suficiente líquido. Agua y jugos naturales.

- También lo normal. Yo le doy Hit y juguito Del valle. También le doy gaseosita cuando tiene sed. Ya sabe, por la calor.

- Entiendo.

- ¿Frutas y verduras?

- Pocón pocón. No le gustan, y yo no la voy a dejar que se muera de hambre. Le doy un paquetico o un juguito.

- Vale… Mamita, son las… tres de la tarde, ¿qué ha comido la niña el día de hoy?

- Bueno, en la mañana tetero. O sea, aguapanelita con leche. También un huevo tibio, así agüadito. Al rato le di un juguito Hit de mora con roscón. De almuerzo no quería comer. Así que solo le di un tris de Coca cola porque le gusta re harto, pero nada más. No me recibió ni arrocito ni papita.

- Bueno. Deme un momento mientras genero el historial y las recomendaciones.

- ¿Pero no es una urgencia? Porque por eso entre por urgencias, para que me le den algo que le pare la diarrea. Porque si no la niña se me va a desaparecer.

- No se preocupe mamá. Si bien tenemos que descartar, en caso de que esto siga, una infección o un virus, por ahora no es una urgencia. Lo mejor es que le retire todos los dulces, paquetes y gaseosas. Necesita tener buen reposo e hidratarla con suero. En la receta que le entregaran afuera, está la cantidad y cada cuanto debes suministrarlo. Eso es todo. En pocos días estará bien.

- Doctor, ¿usted me está tomando del pelo verdad?

- No mi señora. Créame que ella estará bien. No se agite y siga las indicaciones. Seguro la niña se pondrá mejor.

- Mire Doctor. La niña lleva así tres días. ¡Tres días! En ninguna droguería me dieron solución, y en la casa mi mamá me decía que estaba descuajada. Yo no le creí, y me la traje pa’ ca, porque se supone que los médicos si saben de estas cosas. Pero no. Me tengo que llevar mi china pa’ la casa sin que le hagan nada. A que se me muera, seguro.

- Mamita, no se estrese que me le hace daño. También puede asustar a la niña. Mire, eso de descuajarse no puede ocurrir, porque los humanos no tenemos cuajar. Esa parte es única y exclusiva de bovinos. Ya sabe, las vacas. Y como no tenemos cuajar, o cuajo como se conoce popularmente, pues por más que queramos, no podemos descuajarnos. Así que créame. La niña necesita reposo y tomar líquidos hidratantes como suero, mientras el estómago y los intestinos se fortalecen. No está bajita de peso, así que no parece algo grave.

- Doctor, con la misma calma que usted me acaba de hablar, le respondo. Usted es un hijueputa al igual que todos los médicos y este malparido hospital. ¿Qué cree que me toca hacer ahora? Salir como una pendeja a pagar lo de la cita, para saber que no me solucionaron una mierda. ¿Sabe qué doctor? Voy a llevar a mi bebé a un sobandero como dijo mi mamá, y seguro que Salomé se pone bien en menos de nada. ¡Adiós!

- Espere señora, solo un momento. Déjeme ver la niña un poco de cerca. ¿Qué es ese sonido?

- ¿Cuál sonido?

- Ese. Ponga atención. Acérquele más el oído a la boca.

- ¿Pues qué va a ser doctor? Está llorando.

- ¿Así llora su hija?

- Todos los niños lloran, ¿no? Pues la mía llora así.

- Pero…

- ¡¿A usted qué le importa la forma en que llora mi hija?! Quítese de ahí. Yo no tengo tiempo que perder ¡Adiós!

- ¡Espere señora Yursley! No me deje hablando solo. Juraría que su niña llora como si… mugiera o remudiara…

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