miércoles, 18 de mayo de 2022

La vida en fragmentos

Se acostó en la cama con la mayor delicadeza posible, al tiempo que se acobijaba y se aseguraba de que él no solo no se despertara, sino que el frío no se colara por algún lado. No podía hacer más que cuidar del sueño del hombre que amaba profundamente y con el que pasó, pasaba, y pasaría el resto de la vida. Sin embargo, ignoraba que, desde la puerta, su hija mayor la miraba con ternura y tristeza, pues un choque de emociones me mezclaba en su interior, al ver como el mismo alzheimer que la hacía olvidar hasta su propio nombre, también revivía con total nitidez, aquellos momentos de amor y devoción que demostró a su padre en vida.

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