jueves, 7 de abril de 2022

Por uno que se pierde, diez aparecen

En un inicio la furia lo asaltó, pues no había recibido el celular que pidió. Aún peor, era un aparato de gama media inferior al que tenía actualmente. Sin embargo, decidió revisarlo a profundidad para ver si, al menos, podía recuperar algo de su dinero; idea última que se desvaneció al revisarlo a profundidad. La sorpresa sobrevino al llegar a la galería, donde una buena docena de imágenes le daban la bienvenida a los más oscuro del ser humano. Mujeres y mujeres sometidas de todas las formas concebidas por una retorcida mente, las cuales pasaba sin cesar como timeline. Y lejos de pensar en la posible ilegalidad de aquel material, de denunciarlo o simplemente borrarlo, lo consideró como un pago de equivalencia considerable por su pérdida económica. Acto seguido, se dirigió al baño, enrolló papel higiénico, desabrochó el botón de su pantalón, bajó el cierre de la cremallera, seguido del pantalón, al tiempo que comenzaba a sentarse en la tapa cerrada del inodoro.

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