Y en cuanto sus sentidos de amenaza le alertan
bífida se torna su lengua,
clavando sus colmillos despierta
un veneno que en sangre fluye lenta.
Habilidad tiene y despierta
en provecho de su demacrada apariencia,
según su podrida conveniencia
principios de odio en perjuria.
Lengüetea suciamente el odio amistoso,
solo para sus vicios satisfacer,
odia el trabajo, el libre y ocioso,
porque postrada ella nada puede ya hacer.
Los errores no acepta en tono caprichoso
y las cabezas fácilmente hace herver,
en odios cegados, inescrupulosos,
que lazos largamente termina por torcer.
Maldita vieja inhumana,
que ríe en grotescas muecas delirantes,
que te juras una puritana
en mentiras asquerosas y embriagantes.
No dudo que tu muerte será llorada
como a cualquier diablo farsante,
pero disfrutaré sobre tu alma ya enrumba,
por la muerte, única garante.
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