miércoles, 1 de junio de 2022

En la jaula

El odio y la rabia la llenaban, al igual que el miedo, mientras su padre le botaba la comida en la cara, acompañada de mil vulgaridades. Mantenía, sin embargo, la cabeza baja y las lágrimas contenidas, pues de quejarse o demostrarse débil el “la corregiría”. ¿Cuánto deseaba que desapareciera de su vista? Tanto como para gritárselo en la cara. Paso en falso que no cometería, pues sabía de qué era capaz. Ya a su hermana que le respondió con un odioso “ojalá no escuchará tu maldita voz”, le había cortado una oreja. Esperaba algún día escapar…

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